No olvidar a la gente o invertir en tiempos revueltos
Enfrascados en su guerra de banderas, el gobierno central desatado y la Generalitat descabezada han olvidado la gestión de lo público, el resultado es nefasto: incertidumbre, frustración, agotamiento y descuido de lo que es realmente importante. Mientras nos abandonan a nuestra suerte, la patata caliente de las necesidades de la ciudadanía recae sobre los ayuntamientos, desatendidos e infrafinanciados y salvando las cuentas del Gobierno Central frente a Europa.
El gobierno municipal que encabezo lleva ya tiempo asumiendo competencias que no le son propias, ante la inacción y la dejación de unos y otros. La LRSAL y la Ley de Estabilidad Presupuestaria del PP limitan nuestro campo de acción y nos impiden crear plazas de personal, que repercuten sobre la plantilla municipal que ha de atender a nuestros vecinos y vecinas.
Y los recortes de los sucesivos gobiernos autonómicos de la derecha catalana, increíblemente apoyados por partidos que se autodenominan de izquierda, nos han obligado a intervenir para que nuestra gente no quede en la estacada. Los neoliberales que miran desde la barrera - azuzando el conflicto - se frotan las manos, ventajistas e indignos.
En estos tiempos revueltos, por tanto, no queda más remedio que invertir. Tenemos un contrato con los y las colomenses y no podemos consentir que pierdan en derechos y calidad de vida aunque sea, en realidad, responsabilidad de otros.
En el pleno municipal celebrado el pasado lunes se aprobó un paquete de inversiones por importe de casi 7,5 millones de euros a cargo del superávit, fruto del ahorro en el cumplimiento del presupuesto anual. Son acciones clave en este programa el mantenimiento de las escuelas y de la vía pública, pero también se incluyen otras actuaciones en muy diversos ámbitos que repercutirán en positivo sobre el bienestar de las personas.
Pueden ser días de desazón y de conflicto, pero nunca perderemos de vista las prioridades reales. Siempre acompañaremos y daremos soporte a las mujeres y los hombres, las familias y colectivos, que componen el tejido de una Santa Coloma que merece todos nuestros esfuerzos.